NOSOTROS
La escuela Bushido Zen esta dedicada a la práctica, difusión e investigación de disciplinas inspiradas en la filosofía oriental que busca la armonía del ser.

Esta filosofía propone como principio fundamental una “fuerza vital” o energía (Ki en Japón, Chi en China, Prana en la India), que es la que nos define como seres vivos. La condición y las características de esta energía vital constituyen la esencia de nuestra calidad de vida.

Teniendo en cuenta este aspecto, el objetivo fundamental de la escuela es el de brindar alternativas para el mantenimiento de esa energía en una condición óptima, y ofrecer programas encaminados a reconstruir conceptos sobre lo que es la vida y la salud verdadera, creando conciencia sobre las diferentes dimensiones del ser: física, mental, emocional y espiritual, y la forma como estas influyen en el comportamiento del ser humano.

Todas las actividades que desarrollamos están diseñadas para cada una de las etapas de la vida en la que nos encontramos (niños, niñas, jóvenes, adultos y adultos mayores). De la misma manera contamos con la experiencia en el trabajo con grupos de diferentes perfiles y condiciones contando con una gran experiencia en Universidades, Colegios, Empresas y Entidades de salud.

La escuela BUSHIDO ZEN está fundamentada en una metodología formativa, acompañando a cada individuo o grupo en desarrollo de habilidades para la vivir, despertando la conciencia y fortaleciendo las virtudes de cada ser , en pro de una salud integral. (Yo aprendo de ti y tú aprendes de mí).

HENRY ALFONSO ARANDA

Nací en Bogotá y a muy temprana edad sentí un llamado por realizar un arte marcial, después de practicar en varias escuelas sin sentirme en el lugar adecuado, seguí buscando sin saber que era lo que en realidad buscaba hasta que finalmente encontré el maestro, Edgar Munar (QEPD). quien con su sabiduría, dedicación y disciplina a través del Judo como arte marcial, la meditación zen, el Shiatsu y la convivencia, me ofreció una forma de vida un camino de transformación y adaptación que hasta hoy sigo indagando.

El Judo lo desarrollé como un deporte de alto rendimiento y bajo la guia de mi maestro encontré el Tai Chi y el Qi Gong que con años de práctica y estudio, su filosofía se fue incrustando en cada una de mis células. Ha sido un reencuentro con la vida misma el poder practicarlo y más que ello el sentirlo en donde sin la ayuda del maestro Lou Zhong Hong no habría sido posible.

Gracias a la apertura de este camino pase por diferentes lugares, filosofías, creencias y especialmente vivencias que han marcado profundamente mi ser, ayudándome a construir esta idea “Escuela Bushido Zen” en donde he trabajado profundamente en cada una de sus actividades para que sean herramientas que permitan el florecimiento del ser.

CLAUDIA CAMACHO P.

Nací en Bogotá soy enfermera profesional decidí hacer un alto en mi camino y abandonar la profesión para dedicarme aprender cada vez mas de mí, consolidando un estilo de vida, apoyando de esta manera toda una metodología dentro de la Escuela Bushido Zen.

Introduje con amor y alegría el tai chi al igual que la sanación genética cósmica aprendiendo de ellos cada vez más y permitiéndome SER.

RODRIGO ISAZA

Soy Barranquillero de nacimiento, Diseñador Industrial y profesional en ciencias del deporte.

Desde 2001 práctico el arte marcial Judo y en el 2007 práctico tai chi encontrando satisfacción y gusto por la vida, retos, un camino, goce, disfrute, alegría, un sentido…….

Algo más allá, que abrió una puerta a un hacer y un poder ser.

SERGIO LOPEZ

Soy Bogotano, Maestro en artes plásticas, desde muy joven decidí coger el camino del judo.

En mi caso el judo me doblegó pues me pareció mucho más complejo de entender que las demás artes marciales en las que tuve breve incursión.

Primero lo tomé como un reto personal y así sin darme cuenta me enamoró, parpadeé y aquí estoy.

CLARA CORTES

Empecé a practicar Tai chi hace 20 años, porque quise darle a mi vida un rumbo diferente, enfocándome en la práctica de disciplinas que me permitieran un estilo de vida más saludable y con mayor conciencia.

He continuado practicando el Tai chi porque vi cómo influía no sólo en mi aspecto físico, sino también en el emocional y el mental. El proceso de aprendizaje de Tai chi es muy confrontante y enriquecedor, permite que uno establezca una relación más profunda con uno mismo y con el entorno.

Poco a poco vamos desarrollando mayor flexibilidad, equilibrio, coordinación, atención, concentración y conciencia corporal. Vamos adquiriendo conciencia como seres integrales, como seres totales. Ahora es parte de mi vida, es una actividad que no puedo dejar de practicar.